La Cultura no pertenece a ningún individuo, grupo, nación o época. Su propiedad le pertenece a toda la humanidad y a las generaciones que la heredarán. Es la creación constructiva del empeño humano. La Cultura trasciende todos los obstáculos, prejuicios e intolerancias. Cultura es la más elevada percepción de la Belleza y el Conocimiento. Sin Cultura no hay Verdad, no hay Unidad, no hay Paz. La mente creativa y quienes la apoyan, igualmente importantes, son concientes de la omnipresencia de la Cultura como el único instrumento para lograr paz mundial permanente. Del mismo modo, la Cultura debe ser aprovechada y apoyada por toda la humanidad y todas las generaciones. La Cultura debe ser considerada sagrada e inviolable para la mente y manos humanas. Es a la realización de esta benéfica meta que la humanidad debe abocarse, puesto que como decía Nicolás Roerich:
“Donde hay Paz, hay Cultura. Donde hay Cultura, hay Paz”
Actualmente, numerosas instituciones educativas y culturales promueven los ideales plantados por el Pacto y la Bandera alrededor del mundo. Entre ellos cabe mencionar al “Comité Internacional de la Bandera de la PAZ” con sede en México, ONG asociada al DPI de las Naciones Unidas y cuyos presidentes honorarios son: el premio Nóbel de la Paz (1987) Dr. Oscar Arias (ex Presidente de Costa Rica), el Dalai Lama y el actual Director del Museo Roerich de New York, Sr. Daniel Entin. Rigoberta Menchu Tum, Premio Nóbel de la Paz ha participado de entregas de la Bandera de la Paz organizados por el Comité Internacional de la bandera de la Paz en México.